La recuperación se ha frenado en Torrelavega en el último año. El segundo municipio de la región sigue siendo el epicentro del desequilibrio económico en Cantabria. Según los datos aportados por la Encuesta de Población Activa, la economía sigue contrayéndose y despliega sus efectos negativos en todos los parámetros de evaluación de la actividad comercial y laboral. El municipio lideró en el último trimestre la tasa de paro más alta de la comunidad con un 17,27%, casi 4 puntos por encima de la media y un punto más que el año anterior. Durante el año 2017 se produjo un descenso de la población activa en un 2,32%, asimismo descendió el número de personas ocupadas en un 3,65%. En correspondencia a estos datos, el número de parados en términos interanuales, según la EPA, se incrementó en un 4,57%, cerrando el año con 4.006 personas sin empleo. Se da la circunstancia que el año 2016 concluyó con una rebaja del desempleo del 29.23%. La tasa de actividad se redujo en un 0,2% y quedó fijada en un 72,32%.
Por debajo de los 50.000 habitantes
Uno de los efectos más negativos de la situación económica es la pérdida de población. Torrelavega, que ha cerrado el año 2017 con 52.034 ciudadanos censados, ha perdido anualmente una media de 1,34% de sus habitantes en los últimos 3 años donde el PIB nacional se elevó por encima del 3%. El año 2017 el descenso ha sido el más acusado con un descenso del 1,48%. Con estos datos, y de continuar con la misma progresión, en el año 2020 Torrelavega podría bajar por debajo de los 50.000 habitantes, con los efectos perniciosos que tendría para la estabilidad presupuestaria del Ayuntamiento dado que el 75% de las transferencias del Estado a las entidades locales están afectadas por coeficientes ligados a la población, en este caso pasaría el coeficiente multiplicador de 1,4 a 1,3.
Alta tasa de envejecimiento y bajo índice recambio e población
Otros de los problemas a los que se enfrenta Torrelavega, además de la despoblación es el envejecimiento de la misma. En el último año, Torrelavega ha visto reducir su población infantil (de 0 a 14 años) en un 1,7%, la misma progresión negativa que en el último trienio. A su vez, la población de la llamada tercera edad (+de 65) aumenta casi al mismo ritmo anual, en el año 2017 esa franja de edad creció un 1,6% y en el último trienio tuvo una media del 1,8%. Actualmente la población de mayores de 65 años es de 1 de cada 4 habitante censado (24%) y dobla a la población infantil que suma 1 de cada 8 (12,4%). Este ritmo vegetativo regresivo hace que el municipio tenga una tasa de dependencia del 55,6% (relación entre la población activa y la dependiente), un 3,5% por encima de la media regional. También Torrelavega se sitúa por encima de la media regional en tasa de envejecimiento con un 23,30%, un 2,63% más elevado que la media cántabra y con un incremento de 0,63% en los dos últimos años. Otro dato representativo de la negativa y problemática evolución vegetativa es el índice de recambio de población activa, Torrelavega tiene 68 jóvenes de 20 a 24 años por cada 100 personas próximas a la edad de jubilación, que el sindicato sitúa entre 60 y 64 años, mientras que la media regional es 85 por cada 100 y la nacional de 89 por cada 100.
Urgen medidas para frenar la despoblación
Con este desolador panorama, urgen medidas para evitar otra nueva debacle en la ciudad. Bajar del listón de los 50 mil habitantes y con una base poblacional envejecida, supondría un baldón a las expectativas que difícilmente será salvable en décadas. Tanto la administración municipal como la regional tienen que evitar contra reloj que esto ocurra. Hay que frenar la marcha de los jóvenes con medidas efectivas de acceso a viviendas, ya sea con promociones públicas o ayudas al alquiler, favorecer la enseñanza gratuita a los niños de 0 a 3 años. Además hay que crear alternativas para la generación de empleo estable en la comarca y que el municipio sea atrayente para la creación de hogares para las nuevas familias que se formen.
Las comarcas industriales suelen tener los ratios más favorables en evolución demográfica y dinamismo económico frente a las zonas rurales. Torrelavega tiene un comportamiento socioeconómico y demográfico absolutamente negativo y regresivo, y ello no responde a la crisis de un solo establecimiento industrial, por muy importante que haya sido. Las grandes empresas, en su conjunto, están el origen del problema, por ello hay que facilitar la reinversión en esas instalaciones. Pero existen otros factores que colaboran de manera decisiva en el declive profundo, en el cual ni mucho menos se ha tocado fondo.
Ángeles de la Torre Coutarel
Unión Comarcal Saja-Besaya