Cantabria cuenta en la actualidad con 400 camas hospitalarias en plantas de aislamiento para atender casos de coronavirus, de las que casi el 70% ya están ocupadas por personas diagnosticadas que han precisado ser ingresadas. Para poder hacer frente a futuras necesidades cuando se alcance el 'pico' de la pandemia en la región -que podría llegar entre finales de marzo y principios de abril-, Sanidad trabaja en habilitar 850 camas de la red de hospitales públicos para pacientes con Covid-19, que se ampliarían a más de 1.000 si a Valdecilla se suman las que se dispongan en Sierrallana, Laredo y Tres Mares (Reinosa). En cuanto a las plazas en unidades de cuidados intensivos, el Servicio Cántabro de Salud dispone de 40 camas, 22 ocupadas por pacientes.
Así lo ha informado el vicepresidente del Gobierno de Cantabria y portavoz del ejecutivo regional, Pablo Zuloaga, quien ha asegurado que aunque estas cifras son "mejores" que las de otras comunidades autónomas, Cantabria no puede "relajarse", de ahí que se estén trabajando ya para ampliar también el espacio sanitario del Hospital de Liencres y poder trasladar allí enfermos, tanto con coronavirus como por otras patologías.
Ha explicado, además, que se está “barajando el ofrecimiento de los hoteles para acoger a las personas que están convalecientes tras haber superado las etapas más graves de esta enfermedad”, a la vez que ha agradecido a los alojamientos hoteleros el ofrecimiento que han hecho el Ejecutivo poniendo a disposición sus instalaciones.
Zuloaga también ha agradecido la colaboración con otras administraciones por distintas actuaciones frente al Covid-19 en la región, como el despliegue de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para limpiar y desinfectar diferentes lugares. En este sentido ha indicado que en un escenario "muy lejano" se procedería a acondicionar el Palacio de Exposiciones y Congresos de Santander para poder atender y alojar a personas afectadas, pero como "último recurso" a la hora de habilitar espacios sanitarios.
Finalmente, ha recordado que los centros privados están a disposición de la salud pública, de modo que en la región ya se están derivando pacientes a la Clínica Mompía, al Hospital Santa Clotilde y al centro hospitalario Padre Menni, dentro de la colaboración habitual que mantienen.
