El concejal del Partido Popular en Torrelavega, Francisco Trueba, ha solicitado al equipo de gobierno del Ayuntamiento una revisión del alumbrado público, ya que según explica “son frecuentes las quejas de los vecinos, conductores y viandantes, por falta de iluminación e inseguridad en los pasos de peatones y calles. Muchos ciudadanos, en especial conductores, nos hacen llegar su preocupación ante la situación de peligro que tiene que sufrir todos los días, en especial las mañanas y atardeceres en los pasos de los colegios”.
Trueba recuerda que durante su época como responsable de la Concejalía de Barrios, Obras y Servicios Generales, el consistorio torrelaveguense puso en marcha una plan de ahorro energético que permitía ahorrar un mínimo de 40.000 euros al año, que compara con “la famosa bola de navidad, que en 20 días se llevó el ahorro de dos años, costando 80.000 euros, o lo que es lo mismo, un 4% de la factura anual correspondiente al alumbrado público”.
Según señala, el Ayuntamiento pagaba anualmente cerca de un millón de euros por la iluminación de las distintas carreteras, calles y demás zonas públicas en todo el municipio. Para optimizar consumo y potencia, en su día los servicios técnicos municipales retocaron ligeramente el sistema de control del encendido y apagado automático de las farolas y demás elementos utilizados para iluminar las vías públicas. En Torrelavega, este control se realiza, en la mayor parte de los casos, mediante interruptores horarios programados para encender y apagar las luminarias, “en función del horario astronómico establecido en nuestra zona geográfica para determinar el momento del amanecer y del anochecer”.
La idea, ha señalado Trueba, es volver a reprogramar estos interruptores automáticos de manera que las farolas se enciendan un cuarto de hora primero y se apaguen diez minutos antes. El edil del PP asegura que este pequeño cambio no va a suponer una merma en las condiciones de visibilidad y apenas va a resultar apreciable para el normal desarrollo de las actividades en la vía pública.
Además de esta reprogramación en el horario de encendido y apagado de los interruptores, también pide se continúe sustituyendo los que son de tipo crepuscular, por los programados con horario astronómico, debido a que los crepusculares son más caros de mantener y su funcionamiento no es del todo fiable en situaciones de climatología variable. “Esta falta de fiabilidad de los interruptores crepusculares provoca que a veces se encienda la iluminación en la vía pública cuando hay luz natural suficiente con el consiguiente gasto innecesario de energía”.
Además, considera que sería bueno contar con los vecinos y comerciantes y revisar algunas de las zonas que están demasiado oscuras. “Cuando hablamos de la falta de alumbrado público, en la mayoría de los casos hablamos también de seguridad de barrios o calles a oscuras, ya que aumentan las posibilidades de que quienes delinquen aprovechen las circunstancia para poner en riesgo nuestros bienes y nuestra seguridad”.
Por todo ello, Trueba reflexiona que la iluminación de una ciudad “aumenta la calidad de vida de sus ciudadanos, facilita la visibilidad de nuestras calles y sobre todo mejora la seguridad, más que nada cuando las noches empiezan a ser más largas y los días más cortos”.