Como cada inicio de mes, toca conocer los datos del paro al cierre del último mes, de octubre. Y no son buenos. Ni para Cantabria, donde el desempleo aumentó en 1.450 personas, un 4,21%, siendo la tercera comunidad autónoma donde más subió el paro en octubre. Ni tampoco para Torrelavega, donde la tasa de desempleo es tres puntos mayor que en el resto de la región.
Preocupa, además, el hecho de que Cantabria también esté por encima de la media nacional en número de personas sin cobertura ni prestación social, es decir, que no cobran paro: el 54%. Unos datos dados a conocer hoy por el consejero de Empleo, Juan José Sota, quien como es habitual en estos casos ha preferido hacer la lectura de los datos en una comparativa interanual. Así, Sota ha valorado este descenso interanual del paro destacando que Cantabria tiene hoy 2.688 parados menos que hace un año y 16.052 asalariados más que en 2015, de los cuales 10.933 (68,10%) trabajan en el sector privado y 5.119 (31,89%) en el sector público.
Sota ha subrayado además que la caída interanual del desempleo ha sido “más intensa” que la media española y se ha situado en el séptimo lugar por comunidades autónomas. Asimismo, ha señalado que octubre es un mes tradicionalmente “malo” para el empleo, como consecuencia del fin de la temporada estival, que afecta a los servicios y en especial al sector turístico.
A pesar de ello, en Cantabria el número de parados asciende a 35.882 y hay que remontarse a octubre de 2008 para encontrar una cifra más baja, mientras que con relación al mismo mes de 2015 hoy se contabilizan 12.864 personas en desempleo menos, lo cual supone una caída del 26,39%.
¿Dónde están los 32 millones del Plan Besaya?
De entre las voces que han valorado estos datos, recogemos la de la organización empresarial Apemecac, que se pregunta dónde están los 32 millones de euros que el Gobierno de Cantabria dice haber invertido en la comarca dentro del Plan Besaya, y culpa de la situación a la, en su opinión, nefasta gestión política de sus recursos y al hecho de que la clase política gobernante no vive, dice, en el mundo real.