El Balonmano Torrelavega pagó con dureza una segunda parte tremendamente irregular ante el FC Barcelona B Lassa. Tras firmar un primer acto brillante, la luz de los de Soto se apagó de golpe. El sprint final de los cántabros por alcanzar a su adversario no fue suficiente para rescatar al menos un punto de un partido condicionado por la irregularidad local
Consciente de que derrotar al Barça era su último tren hacia la fase de ascenso, el Balonmano Torrelavega salió a por todas desde el primer segundo. Así, con una defensa 6 – 0 muy activa y un Murillo Santana estelar, los naranjas no tardaron en poner goles de por medio. Y es que cuando la zaga produce, el equipo corre. Y cuando puede correr, el Balonmano Torrelavega es un auténtico vendaval. José Carlos Hernández firmaba el 4 – 1 demostrando tener más fe que nadie para alcanzar un balón dividido. Con el viento de cola y Joan Amigó especialmente vigilado, los de Soto aprovechaban cada recuperación para lanzar una nueva contra. Incluso tras recibir un gol, los naranjas buscaban llegar rápidamente a la portería defendida por Forns. Oliver hacía el 7 – 3 tras una magnífica asistencia de Colunga.
El primer contratiempo para los torrelaveguenses llegó en forma de exclusión. Con Marcos Dorado fuera de juego, los culés redujeron un poco la renta local. Restablecida la igualdad, Vicente Benito se elevó desde la izquierda para mandar a las mallas el noveno tanto del choque y provocar el tiempo muerto visitante. En la reanudación se produjo una acción que marcó el resto del choque. Mikel Rubiño sacó a relucir sus fundamentos técnicos para provocar la segunda exclusión de Marcos Dorado. Una sanción justa, que debilitaba el centro de la zaga naranja para el resto del choque. Un hándicap que obligó a Dalmau Huix a defender en el medio, junto a Pepe Oliver.
A partir de ese momento, el choque atravesó una fase errática en la que la diferencia local no sufrió ningún cambio. Con Pepe Oliver defendiendo como un coloso y Marcos Dorado actuando únicamente en ataque, los naranjas fueron capaces de apretar un poco el acelerador antes del descanso. Vicente Benito logró dos dianas consecutivas que dejaron el marcador en 15 – 11 después de 30 buenos minutos del conjunto local.
La reanudación nos mostró la cara menos precisa del Balonmano Torrelavega. Los de Soto salieron poco intensos en ataque y, en un abrir y cerrar de ojos, perdieron cuatro balones consecutivos. Tan solo tres minutos necesitaron los culés para transformar el 15 – 11 con el que se llegó al descanso en un inquietante 15 – 14. De hecho, una doble intervención milagrosa de Murillo Santana evitó que el parcial fuera mayor.
Tras el tiempo muerto de Soto, Sergio Rodríguez salió al rescate pero el escenario del choque ya no era el mismo. Ante el colapso ofensivo naranja, los culés lograron darle la vuelta al partido. Dicou vio un hueco imposible para marcar el gol de la tarde en un lanzamiento en apoyo. Era el 16 – 17 y mandaba el primer aviso serio al conjunto de Soto. O reaccionaban o los puntos volarían hacia Barcelona.
El primer paso para regresar al encuentro era minimizar las pérdidas de balón. Dos zambombazos consecutivos de Saúl Campo dieron oxígeno a los naranjas pero sin ajustar atrás no había nada que hacer. Dicou se había propuesto desquiciar a los cántabros. Cuando no marcaba, asistía. Los culés consolidaron una renta de dos con la que se llegó al cuarto de hora definitivo. Soto recuperó a Dorado para recomponer su zaga y el gallego aportó la intensidad que acostumbra. Dos robos consecutivos y dos contras fulgurantes. Partido empatado y el Trueba en pie. De hecho, en la acción siguiente, el pivote gallego pudo poner en franquicia a los cántabros pero su lanzamiento se topó con la madera cuando la grada ya celebraba el tanto.
Una vez hecho lo más difícil, el Balonmano Torrelavega volvió a pecar de impreciso y precipitado. Dos pérdidas de balón unidas a una jugada desafortunada en la que Jorge Pérez rescató el balón justo antes de que traspasará la línea bastaron para que el Barça B recuperara el mando de las operaciones. Rubiño descerrajaba el 20 – 23. Para colmo de males, en la acción siguiente, Pepe Oliver fue excluido durante dos minutos.
El Balonmano Torrelavega estaba obligado a un triple salto mortal para rescatar algún punto del partido. Con 20 - 24, Soto pidió tiempo muerto pero no sirvió para mucho. En la primera acción, Villalobos perdió la bola y el Barça se marchó a cinco. Con todo en contra, los cántabros se vaciaron sobre la pista en busca del milagro. José Carlos Hernández marcó dos penaltis y la grada del Trueba volvió a creer. Más aún, cuando Murillo Santana detuvo una pelota que cazó Pepe Oliver para marcar un gol de alma, tras recorrer botando toda la pista. Por el camino, Víctor Tremps fue excluido por agarrar a Nico Colunga.
El partido convulsionaba con un Barça B cada vez más nervioso. Saúl Campo marcó desde su propio campo el 25 – 26 que provocaba el tiempo muerto culé. Quedaba un minuto y medio y el BM Torrelavega estaba on fire. Tras el minuto de resuello y con el Trueba apretando de lo lindo, se produjo el ansiado milagro. Dos goles rápidos, uno por bando, desembocaron en un ataque culé determinante. Tras salir trastabillado de una finta, David Roca mandaba a la lona a un combativo Balonmano Torrelavega.