La asociación Amigos de Torrelavega entregó la medalla de Amigo de Oro -su máxima distinción- al empresario local José Antonio 'Toni' Fernández Jove, en reconocimiento a su aportación a la ciudad. Fue en un acto celebrado en el Círculo de Recreo de Torrelavega en el que homenajeado y organizadores estuvieron acompañados por cerca de un centenar de amigos y familiares.
"La ciudad que tiene un empresario como tú tiene un tesoro", destacó el presidente de Amigos de Torrelavega, Ildefonso Calderón, recordando que con la entrega de la medalla Amigo de Oro "mostramos nuestra gratitud por crear actividad económica y empleo en nuestra ciudad, que es lo más valioso que podemos tener y más en los tiempos que vivimos”.
Una empresa que dio sus primeros pasos en los años 1970, cuando el patriarca de la familia Antonio Fernández Villanueva, abrió la Ferretería Villanueva, que en la década de los 80 se consolidó como distribuidora de importantes marcas para la industria de la región. En esa ferretería empezó a trabajar su hijo José Antonio.
En su discurso, el homenajeado agradeció la distinción recibida y puso de relieve el valor de la educación familiar como factor decisivo en su trayectoria porque, dijo, "nuestro ADN es el inconformismo y el crecimiento". E hizo extensivo sus éxitos profesionales al apoyo y el trabajo del grupo empresarial que preside, que cuenta actualmente con más de 200 empleados, centros de producción y negocio en Europa, Asia y Sudamérica. "En Fernández Jove no se pone el sol", bromeó.
Un grupo empresarial que afronta ya el inicio de la tercera generación, cuyas instalaciones centrales se encuentran actualmente en el polígono industrial de Tanos-Viérnoles. "Nos hacen falta más polígonos, más suelo industrial", reclamó Fernández Jove.
José Antonio Fernández Jove recordó cómo el cierre de Sniace, que representaba el 70% de la facturación de la empresa, supuso un punto de inflexión en la firma, que buscó la apertura de nuevos sectores, centrando actualmente su principal en labor en la fabricación de piezas para la Armada Española y, especialmente, para las fragatas 110, y en la exportación a 62 países de todo el mundo.
El acto terminó con un brindis por la ciudad, acompañado de un aperitivo en el que no faltaron las polkas de Torrelavega.