RAFAEL CANGAS, MARCERO MAYOR 2019
Tenor de la Sociedad Coral de Torrelavega, recibirá el título la noche del 28 de febrero, durante la Ronda Marcera de Torrelavega
Las Marzas 2019 de Torrelavega ya tiene Marcero Mayor. Reunida la Directiva de la Asociación Ronda marcera de Torrelavega, el jurado acordó elegir Marcero Mayor, de entre las tres propuestas presentadas, a Rafael Cangas Aedo. La entrega del título será, como es tradición, el día 28 de febrero, a las nueve de la noche, en el Ayuntamiento de Torrelavega, corriendo a cargo del alcalde de la ciudad, José Manuel Cruz Viadero, y del presidente de la marza, Juan José Crespo.
Rafael Cangas Aedo, tenor solista de la Sociedad Coral de Torrelavega, es uno de los pocos coralistas que no precisa de presentación. Su larga trayectoria pública canora, tanto en la Coral como en la parroquia de La Asunción, cantando en todos los oficios religiosos, da idea de su tesón y de su amor por el canto. Nació hace 88 años en la plazuela de San Bartolomé; le dio clase don Manuel en tercer grado y don Aniceto Peláez en 4 grado en las Escuelas de José María de Pereda, en la Inmobiliaria.
A los doce años, Rafa ya destacaba cantando en la escuela. Más tarde cuando trabajaba en el bar Diestro, donde se instaló el primer pick-up de Torrelavega en 1942, y se aprendió todas las canciones, para después, subir a su casa en Sierrapando y cantárselas a todo el vecindario.
Fue íntimo amigo de los hermanos Calleja, con los que formó un grupo canoro de lo más armonioso y luego pasaban la gorra. Reseñar que los hermanos Calleja fueron quienes actuaron de padrinos de Rafa cuando, allá por el año 1953, pasó a formar parte de La Coral de Torrelavega, animado por el “bajo” Pilín en el Bar Toledo.
Veinte años más tarde pasaría a gozar de la categoría de solista con Lucio Lázaro. El estreno como solista tuvo lugar en la Colegiata de San Martín de Elines, en Valderredible, en el año 1972. Cangas se estrenó cantando el solo de su maestro Lázaro: “Con Aire”.
En 1993, con motivo del fallecimiento de su progenitora, Cangas demostró coraje y profesionalidad, cantando con una entereza sorprendente en la iglesia de La Asunción, ofreciendo a su madre, de cuerpo presente, el Padre Nuestro de Madina con una voz tenorina sin el más leve temblor.