LA NEOCUEVA DE ALTAMIRA CUMPLE SU MAYORÍA DE EDAD
Tal día como hoy, hace 18 años, los Reyes de España inauguraban el nuevo edificio diseñado por el arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg por el que han pasado ya casi 5 millones de visitantes.
El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira celebra este miércoles, 17 de julio, su mayoría de edad con un concierto, a las 19,30 horas, en la terraza del museo, del grupo cántabro Crystal Moors, banda que en 2002 creó el estilo conocido como Cantabrian Pagan Metal, mezcla de Death/Black con toques de Folk cántabro.
Dieciocho años después de que los Reyes de España inauguraran el nuevo edificio, diseñado por el arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg, el museo ha superado todas las expectativas de público, con 4.965.679 visitantes, con un excelente grado de satisfacción, que identifican a Altamira como un sitio clave para entender la historia de la Humanidad, destacando de él su capacidad de enseñanza, de implicación con su entorno y de sorpresa.
En palabras de su directora, Pilar Fatás, “el Museo de Altamira, en su mayoría de edad, se caracteriza por ser un museo dinámico, comprometido con causas que afectan al ciudadano, con cuestiones de género, con el respeto a la sostenibilidad y medio ambiente y decididamente abiertos a ganar la batalla por seducir al público, especialmente a los más jóvenes, por lo que hemos apostado por las nuevas tecnologías lo que nos está permitiendo sumar a nuevos públicos a través de las visitas virtuales”.
Responsable de la gestión de la cueva
El Museo de Altamira, de titularidad estatal e integrado en la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, fue creado en 1979, por Orden de 15 de junio, como institución directamente responsable de la gestión de la cueva de Altamira. El 17 de julio de 2001, siendo su director José Antonio Lasheras, se inauguró el nuevo edificio y con él, el Plan Museológico para Altamira con la exposición permanente Los Tiempos de Altamira, en la que se incluye una de sus salas más especiales, la Neocueva, reproducción facsímil de la cueva de Altamira, un libro abierto con una única ilustración en tres dimensiones reales, no virtuales.
La réplica fue concebida con rigor científico con el objetivo de informar al visitante, de establecer una comunicación en torno a los valores originales y actuales de Altamira a quién se presenta como un lugar en el Paleolítico, un lugar habitado que conserva su arte, su creación plástica simbólica, acumulada durante milenios. Aumento de su plantilla y mejora de las infraestructuras.
Desde 2001, el museo ha asumido y superado los retos que se le han ido planteando con un aumento sustancial de su plantilla, pasando del único conservador con el que contaba antes de su inauguración a los actuales 57 empleados públicos: 42 laborales fijos y 15 funcionarios pertenecientes a los cuerpos de museos, bibliotecas, archivos y restauración-conservación. Este hecho, unido al aumento y mejora de las infraestructuras, le ha permitido realizar con éxito los tres procesos fundamentales y concatenados de toda institución museística: conservación, generación de conocimiento científico y divulgación del mismo.
Entre los aspectos positivos de su gestión y según el último estudio realizado por el INCIPIT está que más del 62,3% del público entiende y respeta el hecho de que Altamira esté cerrada o tenga limitada su visita para garantizar su conservación futura. Esta constatación, junto con el aumento anual de sus visitantes desde su inauguración, en el que Altamira destaca como uno de los tres primeros museos de titularidad estatal más visitados, refuerza su política de acceso controlado y limitado a la cueva, implantado desde 2014. Una restricción en el acceso que no ha repercutido de manera negativa en el impacto económico, directo e indirecto, generado por los visitantes del Museo de Altamira en la economía de Cantabria, de la que sigue siendo uno de sus pilares fundamentales del ámbito cultural.
Programa diversificado de actividades culturales y educativas
Después de estos dieciocho años, la institución museística mantiene el empuje que la caracterizó desde su creación y que le ha permitido fidelizar a su público. Para ello, desarrolla un nutrido y diversificado programa de actividades culturales y educativas, diseñado de manera específica para cada tipo de público: ‘Altamira para más de 18 años’ o ‘Altamira en Familia’. Destacando por mantener un programa para escolares durante todo el curso académico, según ciclos formativos. O creando uno de sus espacios singulares, la Museoteca, un lugar para desarrollar la creatividad en familia. Igualmente, Altamira, además de estar presente en redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram y Youtube), cuenta con tres aplicaciones para dispositivos móviles: la guía accesible AppSide, Second Canvas con piezas en 3D y CloudGuide.
Y como desde su creación la difusión práctica del conocimiento ha sido y es uno de sus objetivos, entre sus actividades tienen un espacio especial la programación de talleres, que se han ido ampliando, diversificando y actualizando. Como los talleres de arqueología experimental, donde se muestra y forma al visitante en la reconstrucción de técnicas y procesos tecnológicos propios del Paleolítico: la caza, el fuego, los pigmentos con los que pintaron aquellas espectaculares figuras que hicieron del arte de Altamira la “Más Bella Prehistoria”. O talleres de arte, porque más allá de la arqueología, la visita al Museo quedaría incompleta sin una mirada estética a este primer arte de la Humanidad.
Treinta y siete exposiciones temporales de producción propia
Otro de los pilares destacables de la institución han sido sus exposiciones temporales, treinta y siete de producción propia hasta diciembre de 2018, con dos líneas fundamentales: la científica, donde se dan a conocer, entre otros, los resultados de las investigaciones relacionadas con la conservación de la cueva o el arte rupestre y Otras Miradas con artistas y creadores actuales.
Exposiciones que han mostrado, a lo largo de estos 18 años, la continua evolución y actualización en su discurso, siendo una de las aspiraciones del Museo el enriquecer la forma de mirar el patrimonio cultural de la cueva y, especialmente, la mirada hacia la mujer de los tiempos de Altamira. Para ello, el Museo ha buscado la complicidad de artistas contemporáneos para entablar un diálogo entre el primer arte y la creación artística del presente.