CRÓNICA: SATISFACCIÓN VERDIBLANCA, ORGULLO BLANQUIAZUL

El único tanto del partido, una mano del verdiblanco Óscar Gil, fue muy protestado por los casi 1.500 aficionados blanquiazules que se desplazaron a Santander para animar al equipo

El partido "de máxima rivalidad regional" entre Racing y Gimnástica se decantó por un solitario gol que no debió de subir al marcador, porque se ayudó de la mano para marcar ante las protestas de todos los aficionados blanquiazules. Y es que la Gimnástica metió el miedo en el cuerpo al Racing en un partido muy serio, en lo que lo más justo hubiera sido el empate.

La derrota por la mínima ante el líder indiscutible de la categoría se registró en un partido que no se daba desde hace 27 años y que desató una gran expectación –más de 16.000 personas acudieron a los Campos de Sport- de ellos 1.500 de Torrelavega que no pararon de animar a la escuadra torrelaveguense.

Ambos equipos pelearon por sus intereses sobre el césped demostrando un comportamiento ejemplar, hecho iniciado desde el momento en que ambas aficiones se hermanaron en una quedada previa en los aledaños del estadio. El arranque del partido fue según el guión previsto: el Racing, dueño y señor de la pelota, la movía a su antojo en busca de perforar la zaga rival, que basculaba sin problemas y despejaba cualquier conato ofensivo de los locales.

De hecho, las primeras llegadas del partido llegaron por parte del visitante, aunque sin llegar a materializarse como ocasiones claras, siempre a través del balón parado. Fermín remató de volea desde el punto de penalti, pero el cuero rebotó en la espalda de Figueras y se fue a córner. Cagigas, también a la salida de un córner, cabeceó muy cerca del poste. Previamente había avisado el Racing por medio de Lombardo, en una jugada de aparentemente poco peligro. Una falta botada en ¾ por el francés se envenenó con el bote, y Álex Ruiz, con serios problemas, la desvió al palo.

Pero la Gimnástica empezó a crecer y, sobre todo, a atacar por la banda de un Cagigas que fue de los más destacados. El espigado jugador se marcó una jugada individual que solo falló en el final, el remate. Dribló a Julen Castañeda y a Figueras para acabar rematando suave a las manos de Crespo. Contestó el Racing por medio de Rafa de Vicente, que no encontró portería después de deshacerse con calidad de Primo. La pelota se paseó por el área para que finalmente Fer la despejase.

Superada la media hora el partido creció en pulsaciones en la única acción de excesiva tensión por parte de ambos equipos. Fer recibe una falta en el centro del campo y se duele; el Racing no tira la pelota fuera y sigue el juego. Fruto de la acción, al final Camus acaba robando el cuero y lo envía a la grada con claras muestras de enfado. Rápidamente inicia un sprint para recriminar al técnico local que no habían lanzado la pelota fuera, pero Cejudo se entromete y Camus cae al suelo. Ambos jugadores reclaman una agresión de su adversario, pero el colegiado amonesta a los dos y la trifulca llega a su fin.

Tres minutos después llegaría el tanto local. Pelota parada desde la izquierda que va al área chica, donde se junta un buen número de futbolistas. Saltan, entre otros, Víctor, Figueras, Gil, y el cancerbero Álex Ruiz. Lo cierto es que la pelota sale repelida de manera antinatural y acaba colándose en la meta del portero francés. Los gimnásticos protestaron mano en el remate del central racinguista.

Poco o nada pasó hasta el descanso, únicamente una acción reseñable por parte de Lombardo, que intentó penalizar la salida en falso de Álex con una vaselina que se fue al lateral de la red. Tiempo de descanso.

El paso por los vestuarios reavivó la chispa de los de Pablo Lago, que salieron en plan dominadores en el segundo acto. Guiados por un incansable Cagigas, pudieron empatar si el extremo no hubiera rematado un tanto mordido desde la frontal. La pelota salió cerca del poste de la portería defendida por Iván Crespo.

La Gimnástica crecía a nivel ofensivo, disponiendo cada vez más de la pelota en sus pies. Segovia reclamó penalti por agarrón de Cristian Moreno en un ataque de los verdiblancos, pero Rezola Etxeberria no vio nada punible.

Una de las pocas incorporaciones de Buñuel en ataque creó indecisión en la zaga gimnástica, que entre Álex y Bardanca consiguió despejar el centro del lateral diestro racinguista. Los espacios comenzaron a hacer acto de presencia y, con una Gimnástica echada cada vez más hacia arriba, Cejudo pudo sentenciar regateando a Álex, pero el último toque se le fue muy largo.

El Racing dio un paso atrás por la insistencia de la Gimnástica, que se hizo con el tempo del partido. Pero faltó precisión y profundidad en los últimos metros. Solo había sensación de peligro en la estrategia, donde Cristian primero, y Rozas después, no acertaron a rematar.

El resto del partido fue un quiero y no puedo de los de Pablo Lago, que, aunque tuvieron el balón y el dominio, no consiguieron formalizar ninguna ocasión. Sí las tuvo el Racing, aunque no muy claras, con Segovia, Enzo y Cayarga como protagonistas. Ante ellos actuó Álex Ruiz despejando a córner.